Las causas de antojos
Los antojos son deseos anormales que son casi irresistibles, sin considerar el perjuicio de la persona. Los antojos pueden llevarlo a uno a que coma hasta el punto de tener dolor en el estomago por su dilatación, sin tener en cuentas las repercusiones negativas que traerá a la salud.
Los antojos pueden ser entendidos como una perversión de la función normal. El apetito es un mecanismo normal y de protección pero cuando se lo utiliza para dar rienda suelta a los antojos se vuelve destructivo. Debería ser posible descubrir las causas de los antojos y eliminarlas. Algunos alimentos promueven los antojos indefinidamente. También lo hacen los deseos no satisfechos o la falta de descanso o paz la angustia, la depresión, etc.
Muchas personas que son sensibles a diversos alimentos, aunque los consuman en pequeñas cantidades, les producirán que se despierten en ellos sus antojos. El azúcar es un delincuente disparador muy común en este sentido. Una cucharadita que aparentemente es inocente puede hacer mucho daño en la persona sensible. La leche y los productos lácteos representan una fuente común de los antojos. Los alimentos salados irritan el revestimiento del estómago y producen sed. Gran parte del mecanismo de los antojos están relacionados con la sed no reconocida, haciendo que el individuo para tratar de satisfacer su sed de rienda suelta a sus ansias. Si se eliminará la sed, el deseo puede ser manejado con mucha más facilidad.
Todos los irritantes del estómago son capaces de iniciar los antojos. La irritación del estómago hace que se envíe un mensaje al cerebro. Todos los mensajes desde el estómago se reciben en la oficina del cerebro como «hambre». Entonces el cerebro alerta a la conciencia para que busque alimentos. El deseo, sin embargo, siendo una compulsión, a continuación, reemplaza las influencias y la inhibición de protección y clama por indulgencia. A menudo el comportamiento irracional sobreviene, a veces, ante la consternación y la confusión de la víctima. Hay ciertas purinas de forma natural en las carnes, guanina y otros químicos similares, que tienen una influencia excitatoria (estimulante )y depresiva sobre el cerebro. La influencia de excitación estimulación tiende a promover el deseo (el antojo) y la influencia depresiva tiende a reprimir cualquier actividad que trate de controlar la ansiedad. Debido a este tipo de químicos, la carne y los huevos a veces puede irritar el sistema nervioso de algunas personas y causar ansiedad. La cafeína y la nicotina, que son alcaloides de la misma familia química que las purinas, también pueden promover los antojos. Debido a que estimulan tanto el cerebro y tienen una acción depresiva también sobre las funciones inhibitorias, estos productos químicos tienden a promover el comer en exceso. La relación entre causa y efecto es difícil de discernir, ya que los antojos no están directamente asociados con la ingesta de las bebidas con cafeína o el uso de la nicotina. Debido a la naturaleza de la acción farmacológica de los alcaloides, el cerebro no recibe toda la influencia de la sustancia química en el momento de uso, ni siquiera en las próximas 4 o 5 horas. Ya sea más tarde o al otro día, es por eso que la persona todavía puede estar bajo la influencia de los alcaloides que tomo varios días antes.
Por desgracia, el deseo no solo se limita a algo tan simple como la comida, sino que puede ser por drogas, alcohol, la sensualidad (sexo), o algún comportamiento neurótico.
Los hábitos o las ocupaciones pueden ser una causa de ansiedad, como la preocupación por los alimentos en las personas que cocinan o preparan los menús. El hábito de comer en exceso en el pasado hace que uno este más predispuesto a comer en exceso en el futuro.
Si uno se habitúa a complacer el apetito, mientras trabaja o cuando está pensando en la preparación de alimentos, el problema se convierte en un hábito serio, que lo llevará a comer sin restricción. Debería ser un hábito de vida nunca comer, excepto en horarios regulares.
Comer muy rápido puede desencadenar los antojos. Si uno come demasiado rápido, no se recibe la satisfacción adecuada de los alimentos y esto promueve la tendencia a comer más. Además, comer demasiado rápido muestra que el individuo esta experimentando nerviosismo. El hecho de tragar los alimentos, antes de que sean debidamente masticados, es un signo de nerviosismo. No se deberían ingerir los alimentos hasta que se hayan convertido en una crema en la boca, pero esto requiere calma y disciplina.
La falta de un tiempo o lugar para las comidas pueden promover los antojos. La tensión o las interrupciones en la comida puede causar comer en exceso o la indulgencia del apetito a través del descuido, lo que hace que uno pierda todas las actividades inhibitorias del cerebro, las cuales podrían ejercer un control sobre los antojos. Si uno come con dignidad y de una cierta forma y de forma adecuada, estos factores actúan como inhibidores contra el exceso en comer.
Las causas de la ansiedad:
Hay varias situaciones y ciertos alimentos que promueven los antojos indefinidos. Estas sensaciones provocan disturbios y anhelos (deseos) insatisfechos y a veces comportamientos irracionales. Los cambios en el estilo de vida pueden prevenir gran parte de esta sensación angustiante. A continuación una lista de ciertas causas de ansiedad:
- El azúcar, los cereales refinados (pastas, pan blanco, arroz blanco.)
- Muy poco ejercicio.
- La deshidratación, beber suficiente agua para mantener la orina pálida o clara
- Leche, y todos los productos lácteos.
- Las carnes, y a veces los huevos.
- Los alimentos salados.
- Alimentos que irritan al estómago.
- Preocupación por los alimentos.
- Antecedentes de comer en exceso en el pasado.
- Inadecuada experiencia laboral, y por consecuencia la persona está preocupada a la hora de su almuerzo
- Comer muy rápido.
- Comer entre comidas.
- La cafeína, la nicotina y otros alcaloides.
- La tensión o interrupciones durante las comidas.
- La falta de tiempo u horario o lugar preestablecido para las comidas.
- El error en el comer sin dignidad y de cierta forma equivocada.
Agatha M. Thrash, MD. Medicina Preventiva.