EL REMEDIO OLVIDADO…

¿Te encuentras en el proceso de curación? Quiero compartirte uno de los remedios más efectivos, pero sin embargo olvidado.                                 

 

                                 

                                                                  

Cristo siente los males de todo doliente. Cuando los malos espíritus desgarran un cuerpo humano, Cristo siente la maldición. Cuando la fiebre consume la corriente vital, él siente la agonía. Y está tan dispuesto a sanar a los enfermos ahora como cuando estaba personalmente en la tierra. Los siervos de Cristo son sus representantes, los conductos por los cuales ha de obrar. Él desea ejercer por ellos su poder curativo.                                                                                                  

En las curaciones del Salvador hay lecciones para sus discípulos. Una vez ungió con barro los ojos de un ciego, y le ordenó:» «Ve, lávate en el estanque de Siloé… Y fue entonces, lavóse, y volvió viendo» (Juan 9: 7). Lo que curaba era el poder del gran Médico, pero él empleaba medios naturales. . . (Exaltad a Jesús. Septiembre 1)                                                                                              

Algunos han hecho la pregunta: «¿Ha sanado a los enfermos la Hna. White?» Contesto: «No, no; la Hna. White fue llamada a menudo a orar por los enfermos, y a ungirlos con aceite en el nombre del Señor Jesús, y ella pidió para ellos el cumplimiento de la promesa: «»La oración de fe salvará [sanará] al enfermo» » «(Sant. 5:15). Ningún poder humano puede sanar al enfermo, pero por medio de la oración de fe, el poderoso Sanador ha cumplido su promesa en favor de los que han invocado su nombre. Ningún poder humano puede perdonar o salvar al pecador.                                                                                                                        

Nadie puede hacerlo fuera de Cristo, el misericordioso Médico del cuerpo y del alma. A menudo he tenido el privilegio de orar por los enfermos. Debemos hacer esto mucho más frecuentemente de lo que lo hacemos. Si se ofrecieran más oraciones en nuestros sanatorios por la curación de los enfermos se vería el poder extraordinario del Sanador celestial. Muchos más serían fortalecidos y bendecidos, y muchas más enfermedades agudas serían sanadas.                                                                                      

El poder de Cristo para detener la enfermedad se ha visto en lo pasado de una manera notable. Antes de que tuviéramos la bendición de poseer instituciones donde los enfermos pudieran obtener ayuda en su sufrimiento, obteníamos éxito en los casos aparentemente más desesperados, usando tratamientos diligentes y fervientes oraciones con fe en Dios. Hoy en día el Señor invita a los que sufren a tener fe en él. La necesidad del hombre es la oportunidad de Dios (se cita a Mar. 6:1-5)… (Mensajes selectos tomo III. Página 338-339)                                                     

Conclusión:Te recomiendo que no solo apliques los remedios naturales, sino que también sepas que DIOS TE SANA, que lo mires a Él y que pidas a todo el que puedas que ORÉ por ti. «Pues la oración de fe salvará (sanará) al enfermo» Sant. 5:15.

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